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miércoles, 18 de mayo de 2011

La responsabilidad del farmacéutico en el uso adecuado de los antimicrobianos

El descubrimiento de la penicilina en 1928 y su posterior comercialización en 1940 marca el inicio de la lucha contra las infecciones producidas por microorganismos. Sin embargo, el desarrollo de mecanismos de resistencia ha traído preocupación, convirtiéndose en una de las principales amenazas de la salud publica en  estos días.

Los antimicrobianos, inadecuadamente llamados antibióticos en nuestro país, son fármacos comúnmente utilizados pero también mal empleados como se observa en la práctica diaria. Este uso inadecuado trae como consecuencia el desarrollo de resistencias, fallo en la terapia, uso de medicamentos de segunda línea o de agentes más tóxicos y aumento del costo del tratamiento. En un estudio elaborado por Centers for Disease Control and Prevention  (CDC) se determinó que el 60 al 90% de los casos en que un antimicrobiano ha sido prescrito para infecciones respiratorias estas fueron causadas por infecciones virales.  También se ha identificado que la preocupación por parte del paciente, sus conceptos errados en cuanto  a la prescripción, es decir, si tiene secreciones nasales necesita un medicamento, influyen en el plan de tratamiento del médico. De allí que CDC defina el uso apropiado de estos medicamentos a aquella terapia antimicrobiana prescrita por un médico, solo cuando sea beneficiosa y la selección del agente sea apropiado  para el paciente a una dosis y duración adecuadas.

En la selección de una terapia adecuada el farmacéutico debe establecer una comunicación más efectiva con el médico y con el paciente. En la primera el farmacéutico debe tener los conocimientos suficientes para  recomendar al médico una terapia efectiva y segura, además, debe tener una participación activa en la identificación, solución o prevención de Problemas Relacionados a Medicamentos (PRMs). Con respecto al paciente, debe educarlo para cambiar su conducta, orientarlo en el uso adecuado del antimicrobiano que cumpla con las dosis y la duración o días de tratamiento adecuado.

Aunque la mayoría de las veces, selección inicial del tratamiento antimicrobiano es prácticamente empírica, no indica que este enfoque es inapropiado. Las infecciones son generalmente agudas y un retraso en el tratamiento puede resultar en una morbilidad seria y hasta mortalidad. La terapia empírica esta basada en la historia del paciente y su examen físico, información de análisis de laboratorio rápido e información sobre patógenos y los patrones de susceptibilidad de la localidad. Este enfoque debería resultar en una selección racional de los antimicrobianos. Sin embargo, es importante que el médico establezca una serie pasos:
  1. Confirmar la presencia de la infección que incluye la historia y examen físico del paciente, síntomas y signos de la infección y factores que predisponen.
  2. Identificación del patógeno a través de la recolección de muestras, por ejemplo esputo, secreciones, sangre, etc., y su análisis de laboratorio.
  3. Selección de la terapia considerando el lugar de la infección: considerando los factores del hospedero y del medicamento.
  4. Monitorear la respuesta terapéutica: realizando una evaluación clínica de la respuesta, análisis de laboratorio y evaluación de la falla terapéutica.

El conocer este enfoque sistémico permite al farmacéutico ser más útil en el proceso de selección del tratamiento antimicrobiano. El tratamiento efectivo de las infecciones bacterianas depende de los factores de la bacteria, del hospedero y del fármaco. Con respecto al patógeno, el personal de salud debe identificarlo y determinar a que antimicrobianos es susceptible. En el caso de las variables del hospedero la selección también va a depender del sitio en donde este ocurriendo la infección las alergias, función hepática, renal y del tracto gastrointestinal, otras enfermedades, embarazo, lactancia, uso de otros medicamentos, vía de administración y la edad. Las variables del medicamento implican el espectro de acción, su habilidad para llegar al sitio de acción, vía de administración, el intervalo de dosis, su formulación, estabilidad y el costo.

Para su mejor estudio los antimicrobianos se han clasificado en inhibidores de la pared celular, inhibidores o modificadores de proteínas y modificadores de la síntesis o metabolismo de los ácidos nucleicos. Es por eso que estos sitios de acción de los antimicrobianos no solo son la clave de la efectividad de los mismos sino también del desarrollo de resistencias. Las bacterias viven en un ambiente altamente competitivo lo que permite su capacidad de adaptarse rápidamente para poder sobrevivir. Existen tres mecanismos de resistencia bacteriana: alteración de la molécula blanco del antimicrobiano, modificación de la estructura del antimicrobiano y bloqueo de la llegada del antimicrobiano a su sitio de acción. Esto puede generarse a través de la adquisición de ADN por procesos de conjugación, transducción y transformación.

El mal uso de los agentes antimicrobianos es la causa principal para el desarrollo y diseminación de resistencia microbiana. Este mal uso incluye: prescripción inadecuada, incumplimiento del tratamiento, administración de antibacterianos cuando la infección es por un virus, uso de antibióticos en animales de uso para alimentación y falta de guías para prevenir la difusión de infecciones a nivel de atención de salud institucional.

El farmacéutico debe tomar en serio su responsabilidad en el proceso de Atención Farmacéutica. Primero debe contribuir en la selección del tratamiento antimicrobiano, en los casos en que tenga acceso a hacer esta recomendación. Luego, en el seguimiento de la terapia,  alcanzar el objetivo terapéutico específico para cada paciente. 


Bibliografía:
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